Mi bagaje como voluntaria en Proyecto Hombre me enseña que mi labor lleva implícita una mezcla, un encuentro de sentimientos, que transita desde el instinto más primario del ser humano como es cubrir mis propias necesidades, hasta tener la oportunidad de intentar cambiar las cosas.
Tengo la oportunidad de estar cerca “del otro”, del más vulnerable, me satisface poderles ayudar, acompañarlos situándome al lado, no desde la fatiga de la compasión, sino abriéndoles mi corazón, que es como yo lo entiendo.
Proyecto Hombre me da la oportunidad de vivir muy cerca la capacidad de superación del ser humano, pero de una manera tangible, que no se queda en palabras. Aquí veo la dificultad a diario cuando desvanecen, cuando parece que ya no pueden, cuando se quedan sin fuerzas, cuando se sienten inseguros y con miedo… ser testigo de que la flaqueza se convierte en lucha, y que la lucha convierte la vulnerabilidad en oportunidad y éxito, lo siento como un privilegio. Esta clase magistral, que ni la universidad más prestigiosa sería capaz de enseñar, me da fuerza, y me sirve para relativizar mis obstáculos y mis contratiempos.
En la sociedad contemporánea lo que prevalece, lo que se lleva es “vivir al día” y satisfacer aquello que nos permite alcanzar la felicidad personal, enfocando ésta de una forma hedonista y narcisista. Proyecto Hombre me enseña a redefinir las cosas, aprendo a distinguir lo que es verdaderamente importante, de lo que es superfluo y efímero. Me encanta darme cuenta de que absolutamente todos necesitamos al otro como a nosotros mismos, y que lo verdaderamente bello de la vida es encontrarnos.
El estar cerca del que sufre, del que anhela y busca la felicidad, me ayuda a conseguir mi felicidad. Sólo de esta manera me siento viva y es el motor que me impulsa y me hace vibrar cada día. Darme cuenta que también tengo que cambiar, que tengo que seguir buscando mi propia esencia como ser auténtico, que no sirve, que no puedo ayudar si no me encuentro, eso, es verdaderamente mágico. Me enseñan a encontrar la felicidad en lo pequeño, en lo genuino, en lo de dentro. No hay experiencia más de verdad que darse cuenta de esto.
Para mi Proyecto Hombre es mi casa, es un lugar de encuentro. Los seres humanos somos puramente relacionales, todos necesitamos en algún momento ser protagonistas, y aquí en ocasiones me siento, porque necesito afecto, y aquí lo encuentro, porque necesito límites y aquí los tengo. Aquí he aprendido el significado de familia en mayúscula, he aprendido la amplitud del concepto, para mi hermandad ahora ya es otra cosa, en esta casa he aprendido a querer sin límites y a recibir amor sin límites. Quiero a mi familia de Proyecto Hombre como a la mía propia y es verdad que así lo siento.