Desde hace algún tiempo venimos realizando con los usurios/as de Proyecto Hombre Huelva actividades relacionadas con la meditación, para ello nos desplazamos a un sendero denominado “Laguna del Jaral” un paraje natural cerca del entorno de Doñana rodeado de pinares y romero que embellecen los sentidos y hacen que nos pongamos en contacto con la naturaleza.
La actividad se realiza por parejas, uno de los integrantes de la pareja lleva los ojos tapados y en absoluto silencio, la otra persona cuida y te guía por el sendero de 4km tomando contacto con el entorno. La grandeza de la actividad no es otra que la propia naturaleza y el contacto con ella, que favorece la meditación y el autoconocimiento poniendo de manifiesto la importancia del equilibrio en la relación de ayuda. El recorrido finaliza en un acantilado situado frente al mar donde se puede contemplar la espectacular línea costera que se hace interminable a la vista.
Son distintos los grupos que han vivido esta actividad pero no deja de sorprender la respuesta que provoca. Estas son algunas de las sensaciones que nos expresan los participantes de la misma.
María:
Recuerdo más que nada el silencio, el sentirme parte de un lugar que siempre ha estado ahí y seguirá estando. Me hizo sentir una paz que casi nadad me hace sentir nunca. Todos nos emocionamos cuando hablamos de la figura de la madre, de la entrega que hace de nosotros al mundo. La parte más bonita para mí, fue cuando pudimos bajar a la playa teníamos que colgarnos de una cuerda y tener cuidado para no caernos, Yo siempre he tenido vértigos y me lo tomé como una forma de romper con el pasado y hacer las cosas de una forma diferente. Cuando llegamos al mar las chicas nos abrazamos y nos emocionamos…
Tere:
…Con mucho esfuerzo se puede llegar donde una quiere, al llegar a ver el paisaje de árboles para mí fue precioso, me emocioné mucho como madre que soy y por la mía ya fallecida. Según iba andando escuchaba las olas del mar y me sentí mejor porque siempre me ha gustado, sintiendo una sensación de libertad. A mí me vino la imagen de mis padres que siempre evito para no sentir dolor. Me sentí muy orgullosa del trabajo que estoy haciendo que es rehabilitarme para ser una mujer respetada y madre. Sé que este camino lo tengo que hacer sola, es largo pero satisfactorio…
Mónica.
...Cuando llegué a la cumbre vi el paisaje, una maravilla, arboles hasta donde alcanzaba la vista, se respiraba muchísima paz me acordé de mi madre que nunca suelo recordarla y esto me causa mucho dolor, comprendí que ella me dio el mejor regalo, LA VIDA,…. cuando me sentí un poco cansada noté que los pies se me hundían en arena, comencé a oler el mar y oír las olas romper suavemente en la orilla, que sensación de libertad cuando me quité la venda no tuve palabras. Fue un cúmulo de sensaciones que no puedo explicar, me relajé como nunca. Asomada a un acantilado me acordé de mi padre y volaron muchas gaviotas acercándose a la orilla siempre contacto con él cerca del mar a él le encantaba. Baje por el acantilado y acabé bañándome con una sensación de libertad maravillosa que así dejé constar en la arena “libre como el mar”…
David Cano Romero.
Terapeuta Proyecto Hombre Huelva